sábado, marzo 25, 2006

Valor...

"Es el resorte de la vida, el valor.
Encendimos el fuego porque tuvimos valor.
Salimos de las cavernas y plantamos la primera semilla porque tuvimos valor.
Nos lanzamos al agua y después al cielo, porque tuvimos valor.
Inventamos las palabras y los números, afrontamos las fatigas del pensamiento, porque tuvimos valor.
La historia del Hombre es ante todo y por sobre todo una historia de valor: la prueba de que sin valor no haces nada, de que si no tienes valor ni siquiera la inteligencia te sirve.
Y el valor tiene muchas caras: la cara de la generosidad, de la vanidad, de la curiosidad, de la necesidad, del orgullo, de la inocencia, de la inconsciencia, del odio, de la alegría, de la desesperación, de la rabia, e incluso del miedo al que con frecuencia va unido por un vinculo casi filial.
Pero existe un valor que nada tiene que ver con estos tipos de valor: el valor ciego y sordo e ilimitado, suicida, que nace del Amor. No tiene límites el valor que nace del Amor y por Amor se realiza. No tiene en cuenta peligro alguno, no escucha forma alguna de raciocinio. Pretende mover las montañas y con frecuencia las mueve..."

Nada más cierto, nada más asombrosa e inconmoviblemente más cierto. Y aun mas cierto cuando te ocurre, cuando eres carne viva y pruebas el valor de esas palabras, cuando te haces participe a diario de esas vivencias, virtudes y defectos, cuando de pie ante todos, parecieras que recorres este mundo hacia atrás, llevando tu rumbo en contra de la corriente. Y todo lo haces por esa fuerza misteriosa, que da impulso a tus músculos y a tu mente, y que muchas veces solo oye tu propia voz, y deja de lado esas otras voces que susurran en tu oído, a veces maliciosamente. Tú tienes ese valor. Tú tienes esa fuerza interna para avanzar, a pesar de los tropiezos y las diatribas. Tienes el suficiente valor fundado en el Amor, para derrumbar tus fantasmas, apartar tus vicios, enfrentarte cara a cara a tu destino, y vencer, ser libre al fin y poderosamente ser feliz.

Dum fata sinunt vivite laeti ( Seneca )

Mientras el destino os lo conceda, vivid felices...