Una tarde en el Club...

Desde el hoyo numero 3 la bola salio despedida con fuerza. Un habil golpe sobre el objetivo y el proyectil vuela sobre el campo de juego, en busca de las 575 yardas que la separan del siguiente hoyo. Diego Muñoz luce sonriente mientras su mirada se fija en el destino que tuvo su golpe. El turno de su partner llega. El silencio que antecede a cada golpe es inquebrantable. El aire se puede rasgar con una navaja en esos momentos. Un golpe sordo y algo pobre anuncia que el handycap del jugador es muy pobre..., la pelota roza el pasto y va a pararse a unos siete mezquinos metros..., un fiasco...

Los jugadores toman sus palos y parten a pie hacia el siguiente tee.

Un sol tibio y un aire menos tibio aun presagian que el invierno ya llego.

Mr. y mrs. Roppert pasean despreocupadamente entre los rosales y enredaderas. Un saludo cordial al pasar por mi lado, y sus pasos se pierden entre el camino tupido de nogales.

Desde la gran laguna, un grupo de cisnes de cuello negro lanza sus graznidos que rebotan por el campo abierto, los queltehues alzan vuelo y se posan en tierra despues de danzar por algunos minutos por el limpido cielo.

Todo alrededor luce ordenado y pulcramente limpio.

En las canchas de practica Carvalleda saca su mas argentina voz para dar indicaciones a un par de alumnos. El primero es un tipo alto y delgado, se ve poco interesado en la practica, sus tiros denotan desgano y apatia. La otra es una chica bien formada, gracil y bien dotada. Sus tiros son mas certeros y su interes y facilidad son evidentes. Mi mirada recorre sigilosa lo que pasa alrededor, todo luce hermoso y armonioso.

Sin gran apuro me dirijo ahora a otro sector de este gran Club.

Paso por el frontis del Club House. Algunos socios llegan a esa hora y se dirigen al Bridge. Otros tomaran alguna copa en el Bar, o cenaran el la terraza del Barullo. Otros iran a la biblioteca y urgaran entre sus titulos hasta encontrar algo de moda, Dan Brown por ejemplo.

Entro al Club House y una gran sonrisa me recibe de parte de Arturo, el portero.

Entablamos amena charla y pronto entre charla y risa la hora avanza mas aprisa.

La hora de la once llega. Parto al casino. Alli estan varios ya sentados, para variar, mirando el tv de 29, ajustado en algun canal que transmite el mundial...

No queda otra. Me sirvo una rica taza de te, mi sandwich, y relajadamente veo como esa fauna mira absorto aquel pequeño balon que corretea un grupo de tipos en calzoncillos....

Lo del futbol no es lo mio. Definitivamente. De pronto alguien mete un gol. Dicen q tuvo el honor de ser quien anotara el gol numero 2000 de la Historia de los Mundiales...., me siento honrado de ser uno de los afortunados ante tan magno y trascendente evento...

Vuelvo a mis deberes.

El sol se pierde ya en el horizonte. Las canchas de hockey lucen hermosas a esta hora. Los reflectores lanzan sus llamas sobre la verde alfombra, y le dan a todo una sensacion distinta y unica. Algunos jugadores afinan sus musculos y se preparan a definir un partido.

Mas alla los rugbistas prueban punteria lanzando el balon a traves del arco. Otros corren por la cancha calentando musculos.

Sergio me espera con el agua lista para un cafe. Los maestros de cancha levantan sus manos y se despiden a lo lejos, hasta mañana, cuando volvamos a encontrarnos en este frio pero hermoso lugar.

Sergio saca algunos temas de conversacion, y al ritmo del rugby y del hockey, mas una humeante taza de cafe, hilvanamos ideas y pensamientos en comun. El alma, los chakras, el prana, nuestra vida en este plano..., y algunos chismes entremezclados, para ser mas justos y conversar de lo sacro y lo profano...

Un fuerte apreton de manos señala una despedida. Vuelvo a mis pasos. La tarde se fue, y al frio arrecia. El viento hiere mis mejillas, mis manos buscan refugio en los calidos guantes. El pasto ahora luce lleno de rocio. La humedad es grande. Avanzo por entre gritos e indicaciones. El perro de los Garri ladra furioso detras de la reja. Mas alla, la familia Del Solar reune a los suyos ante la mesa de la terraza, un buen aroma se extiende por el aire.

De vuelta en el Club House, Juan Carlos revisa los eventos que se realizaran en los proximos dias. Junto a el chequeo mis posibles turnos, y lo que se vendra la semana entrante. La jornada acaba tranquila , la señora Sturrock avisa que tiene algunas amigas invitadas a cenar. Llegan un par de invitados al Squash. Todo en orden y sin sobresaltos. Bien, me digo a mi mismo, una tarde tranquila y apasible en el Club.

Ya dejo atras el ajetreo y el constante ir y venir de autos y personas. El jefe se fue, me dice Ivan, asi que aun mas tranquilos. Me cambio ropa y salgo. Subo a un calido carro del metro. Mis oidos ya no oyen ni el graznido ni el canto ni el silvar ni el saludo de nadie. Estoy solo aqui, recorro Minimal y otras melancolicas canciones. Saco mi libro de la semana, encontrado alla, en uno de mis habituales recorridos por la biblioteca, Las Obras Completas de Oscar Wilde. La pagina 684 me dice que falta poco para el termino de El Retrato de Dorian Gray. Un irlandes como Wilde no podia describir mejor esta clase social de la cual veo ejemplos dignos de cualquier novela a diario. Esta clase cuyo unico objetivo en la vida pareciera ser el arte mayor de los aristocratas, el ocio.

Las paginas vuelan y mi imaginacion con ellas.

Mañana me dare una vueltecita por el Spa, y si alcanzo, por las salas de Squash, algo de todo eso tendre que aplicar alguno de estos dias, mi vida corre presurosa, los dias elevan su ritmo, y pronto llegara mi Amor..., ah!!!, mi Amor!!!, que seria de este mundo sin el Club, y yo sin mi Amor???...