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Han sido dias agitados y freneticos, en los que apenas un respiro he tenido para detenerme a pensar y evaluar, un año se termina, un ciclo se cierra, y pronto empezara uno nuevo, renovado y con otros aires.

Dias con noticias de toda indole, con mucho trabajo y cansancio, con risas y lagrimas, pero que pronto llegaran a su fin.

El sabado 9 el hombre que mas amo en este mundo, mi hijo Max, estuvo de cumpleaños, sus 10 primeros años..., yo no veia a mis cachorros desde el jueves practicamente, y recien ayer pude compartir una tarde festejando en casa con algunos familiares y compañeros de curso.

El ambiente era raro, tenso, como si las personas que alli estaban se arrogaran ciertos derechos sobre el pensar y el actuar de los acontecimientos que han pasado en mi nucleo familiar.

El año escolar termino en lo formal mucho mejor de lo que se auspiciaba, eso en lo que respecta a mi hija Valentina, quien estuvo a un pelo de quedar repitiendo 3 basico..., al final remonto a punta de esfuerzo y trasnoche.

Max sigue como avion en sus estudios, y ha demostrado ser todo un valiente hombrecito al momento de enfrentar desafios y dificultades.

Siempre es bueno un momento de reflexion y pausa, antes de proseguir el camino.

Creo que lo que se viene en los proximos meses bien merece la pena ser profundamente estudiado y meditado.

Seran pasos trascendentes, delicados, y en los que se estaran jugando muchos sentimientos y situaciones que marcaran el exito y la felicidad de los años porvenir.

Estoy optimista, pero a la vez..., asustado, y no me da verguenza ni miedo expresarlo publicamente, no soy un super-hombre, soy uno que comete errores, pero que no le amedrentan los desafios ni las pruebas, por mas fuertes o duras que ellas sean.

Se que a mi lado hay alguien que se esfuerza y se desvela al igual que yo.

Que le pone alas y amor a esta relacion, y por cuya entrega y sacrificio todo vale la pena.

Estas fechas nunca han sido muy de mi agrado.

Espero al menos pasarlas en paz.

Alejado de toda esa bulla contingente, de esa intrascentente postura moralista, de la pseudo proyeccion religiosa, de esa patetica carrera consumista, de la vulgar e insana calidad arribista.

No es tiempo para lagrimas.

Es tiempo de renacer..., y volver a vivir.